Esto de la Brigada Tuitera acabará por volverme loco. He tenido un sueño muy extraño en el que todo parecía real. Es muy curioso, porque lo recuerdo perfectamente.
Había regresado a mi niñez, unos 8 años debía tener. Era sábado. Uno de esos días de febrero en los que luce un sol radiante pero hace mucho frío. Mi padre, esa mañana, no había encendido la calefacción y se había limitado a indicarnos que nos pusiéramos unos jerséis sobre el pijama. Supongo que trataba de ahorrar algo, pues la economía familiar no andaba boyante en aquella época. Como cada sábado, bajó a comprar el periódico, algo que no hacía entre semana porque solían tenerlo en el bar donde almorzaba.
Yo esperaba a que lo ojeara, a que comenzara mi turno. Él lo solía leer en profundidad a la noche. Quizás necesitaba asimilar los titulares para luego entrar en el fondo de los artículos tras algún tipo de meditación sobre ellos. Una forma, de que su pensamiento no fuera totalmente superado por la línea editorial del periodista en cuestión. Quizás, simplemente, no le apetecía leer mucho a esas horas. La verdad es que no lo sé. El caso es que, tras esa lectura rápida, pero espartana y minuciosa, llegaba mi turno.
Entonces el periódico quedaba libre, lo que me permitía cogerlo. Yo no lo leía como él. Mi lectura era arbitraria, me paraba en lo que me llamaba la atención, y me saltaba lo que no. La mayoría de las noticias no las entendía. Pero aquella mañana, me llamó mucho la atención una que decía así: “El Consejo de Ministros suprime totalmente las Tasas Judiciales”.